8/1/09

Unos osos marrones y otros centros de la Tierra

Vamos hacia el invernadero
un orificio marrón
“el centro de la Tierra”, repito
es porque entiendo
que algunos osos gravitan por su propia morfología
otros por falta de correspondencia sensible
pero solamente algunos se acuerdan del rodeo que tuvieron que hacer los mares, en su mecanismo natural, para esquivar las orlas que la Gran Estrella dibujaba.

Es la Osa Mayor
la poderosa
la más proteica
la que capta al vuelo
la que no se esconde si no es para decir verdades
la que representa el recorrido marino y sus fauces siendo mar y foca
la más recurrente en zonas de hielo
la primera en perderse
la última en ser olvidada
es la Osa Mamá
la reina del cielo
y no por eso menos dulce
menos pronunciable.

Alguna vez imaginé volarnos, irnos
recuperar el centro de la Tierra sólo por tirar un dado
inventar una estrella donde no estaba
solucionar la cola de la loba en una trenza
abandonar la isla si no hay nadie que me llama
sin embargo
un oso está solo y me espera
no tiene centro
gira en redondo
le doy vida y con sólo repetir la frase
“el centro de la Tierra”
él se vuelve irascible y amoroso, y me da la llave para otras temperaturas.

La Gran Osa nos guía
nos vamos hacia algún lugar más blanco, genial
y si no encuentro un recorrido es porque no había
y si no me cruzo con el oso es porque no lo necesitaba
y si no me alumbra la estrella es porque no la inventaba
y si no veo la llave es porque estaba escondida en un centro remoto, salvaje
que guarda un perro negro con una cara común, pero con un gesto inconfundible.

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