21/9/08

Arte poética

Como un león de fuego me detengo en la pared que me separa del lenguaje. No hay nadie a la vista, aprovecho que estoy sola y hago de mí un ciervo salvaje, parado junto al fuego como esperando algo. Como no pasa nada el ciervo se duerme, sus orejas se entibian hasta crepitar, el ciervo sueña y vuela hecho ceniza a través del paisaje que inventé sólo para él. Anclaje, anclaje, anclaje, todo rima cuando se es un ciervo azul atravesando montañas de palabras. El poema me deteriora un poco pero, en fin, tengo razón. Nadie ha llegado al encuentro y, sin embargo, el poema está escrito en mis orejas. El carbón funciona como tinta indeleble cuando el fuego es tan intenso que se vuelve de verdad.

2 comentarios:

paula dijo...

en tus orejas

Agostina Luz dijo...

esto es muy muy hermoso!

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